¿El limbo existe?
Alguna vez hemos usado o escuchado la expresión «estas deambulando como alma en pena» y seguramente lo comentamos para describir el comportamiento de una persona que parece sola, triste, sin consuelo o no tiene un motivo para hacer algo. Pero te has preguntado: ¿Qué significa realmente que un alma esté en pena?
Un alma en pena o ánima en pena es una figura recurrente en diversas mitologías, que se caracteriza por ser un espíritu, fantasma o el alma de una persona que murió por algún motivo, ya sea repentino o se suicidó y, por tanto, vaga sin descanso. Su alma continúa en el mundo de los vivos sin tener plena conciencia de su muerte.
¿Purgatorio o limbo?
Muchas personas de religión católica afirman que después de la muerte solo podemos ir a dos lugares: el cielo o el infierno. Sin embargo, existe también un lugar: el purgatorio y el limbo, aunque muchas personas lo utilicen como sinónimos, tienen distinto significado e interpretación.
El Purgatorio es un estado en el cual las almas de los difuntos pasan por un proceso de purificación para llegar a la santidad necesaria y entrar en la alegría del cielo. Muchos mencionan que es la última oportunidad que Dios da a las personas para que lleguen a la comunión plena con Él. Además, el pensamiento católico señala al dogma del purgatorio como consecuencia lógica de la doctrina bíblica según la cual Dios exige del hombre la expiación personal por las faltas cometidas. Por ello, es que se puede afirmar de su existencia en la biblia y como concepto: “La Iglesia llama purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados”, señala en el numeral 1031 del Catecismo. Además, como dato curioso, en Roma (Italia), se encuentra el Museo de las Almas del Purgatorio que está dentro de la Iglesia del Sagrado Corazón del Sufragio.
El Purgatorio por Cristobal Rojas.
Mientras que el concepto de Limbo fue introducido por el filósofo y teólogo Agustín de Hipona; quien afirmó que los niños no bautizados eran enviados a ese lugar. Por el contrario, el limbo jamás ha sido reconocido como un dogma de fe, sino más bien como construcción de las discusiones teológicas desde el medievo para saber qué ocurría con aquellos justos que morían sin ser bautizados, y por lo tanto con pecado original, lo que les impedía acceder al cielo. El Limbo de los niños sería el estado permanente de los niños fallecidos sin haber recibido el bautismo (por lo tanto en pecado original), pero demasiado jóvenes para haber cometido pecados personales. Estas teorías entorno al limbo están basadas parcialmente en interpretaciones del Antiguo y Nuevo Testamento, personas como San Agustín o Santo Tomás de Aquino trataron este asunto. Sin embargo, en el año 2007 la Comisión teológica internacional publicó un documento aprobado por el papa Benedicto XVI en el cual se elimina el concepto de limbo para los niños que mueren sin recibir el bautismo porque se considera "una visión excesivamente restrictiva de la salvación".
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